¡A cien metros de mi, por favor!

-¿Por qué todas tus historias son con protagonistas homosexuales?

-Por que sí.

-¿Sos lesbiana?

-...

Respiro, una, dos, tres… Los ataques de asma y la gente ignorante me hicieron experta en controlar mi respiración.

-¿Que te hace pensar que podes deducir mi orientación sexual a partir de unos personajes de ficción?

-Bueno, salen de tu cabeza. Es lógico que lo piense.

-¿Es lógico ser tan imbécil?

-Bueh, no bardies ¡Es una pregunta no mas!

Cuatro, cinco, seis…

-Una pregunta que implica que solo las personas heterosexuales pueden escribir una historia de amor entre un hombre y una mujer, por lo tanto, según tu razonamiento, yo solamente puede describir el amor entre dos personas del mismo género porque soy lesbiana.

-Tampoco así.

-No, es así. Tu cabeza funciona así. Te lo voy a explicar con palabras sencillas, yo escribo amor, solamente amor. Ahora, los genitales que porten mis personajes no hacen ni más especial ni más inclusiva la historia de ese amor, así como tampoco sus gustos en la cama. Escribo de personas que disfrutan del amor.

-Ah…

-Bueno.

-Igual no me respondiste lo que te pregunte.

-Si mis protagonistas fueran heterosexuales, nadie me preguntaría “Che, ¿porque todos tus personajes son heterosexuales?”.

-Esa pregunta no, ¿sos lesbiana?

-...

Mi doctora me recomendo desistir de las situaciones o las actividades que comprometieran mi sistema respiratorio, por eso hago una cuenta mental de lo todo lo que consumí esa noche, sacó la plata de mi billetera y la pongo sobre la mesa mientras él comienza a rezongar que todas las minas son iguales y que no se qué. Me acerco a la moza y le doy propina, porque además de idiota este chabon es rata.